miércoles, 9 de junio de 2010

Antes de partir

“...los valores que nos guiarán en la vida, valores que no pueden ser otros que el amor por nuestra gente y la fuerza y el valor para defenderles...”


A menudo pensaba dónde me guiará la vida, qué conseguiremos o cuando terminará todo, sin caer en que lo vital de todo ello no es el “qué”, ni el “cuando”, sino el “con quién”. Tampoco el “cómo”, pues si tenemos la dignidad para mantener a los nuestros a nuestro lado las razones o los actos poco importan, seremos dignos de ser llamados hombres. (Siempre refiriéndonos con “hombre” al término “varón”). Lo que no importa, el resto, se desmorona al primer soplo de aire, todo lo construido sobre cualquier terreno que no sea el de los lazos de sangre o el espíritu está predestinado a caer tarde o temprano, como las ruinas de un viejo castillo arrasado por los siglos sin nadie para mantenerlo ayer, sin nadie para restaurarlo hoy.


Esos castillos son los que veo en mi camino y dejo atrás mientras avanzo hacia el frente. Todo el pasado que un joven puede tener atrás queda, aun en pie, para pronto caer piedra a piedra como el inexorable reloj de arena que va vaciándose ante los impotentes ojos del materialista codicioso, que ve como es incapaz de detener aquel pequeño e insolente aparato que le acerca de forma inevitable hacia su ruina. No los quiero. Atrás dejo también muchos sueños que desaparecen al abrir los ojos, así como muchas de las pretensiones que en mi inocencia creí honorables. A mucha gente también. Todo ello dejo atrás, sin dudar, sin volver mi rostro ni lamentarme en exceso, con la cabeza alta.


Tampoco lanzo mi vista hacia adelante, pues quien solo mira al futuro, quien fija su mirada al frente como el caballo de batalla, o el asno del arado, jamás tendrá constancia de lo que tiene a su lado. Jamás será capaz de unirse a nadie en el camino, y jamás será capaz de mantenerles consigo.


Medito esto cuando ahora despojado de todo lo inútil y armado por la voluntad es cuando decido mi vida. La luz a lo lejos me muestra la virtud, la fuerza y la victoria. Me muestra todo lo bueno del mundo una vez que el triunfante sol eterno ha apartado a las tinieblas de su alrededor. Me muestra la claridad del bien absoluto. Sí, la decisión está tomada, la sagrada Luz me señala el camino en un amanecer hacia el que dirigiré mis pasos.Pero antes de mirar al horizonte, antes de soñar siquiera con ser paladín no puedo sino mirar hacia mi lado y constatar quien soy y lo que soy. Es mi deber. Atrás queda aquel plan perfecto: un soldado no puede crear lazos que le frenen en la batalla, no puede crear sentimientos que arruinen la estabilidad de nadie el día que llegue su hora de caer, porque en cualquier momento un soldado puede escribir la última línea de su parte de campaña. Qué error. Qué tremendo error. Solo hizo falta que ella llegara como un sol ardiente en plena noche y me hiciera ver que aquella poderosa fortaleza que había levantado estaba vacía. Temari apareció e hizo tambalear el suelo bajo mis pies, todas y cada una de las inestables piedras que pensé irreductibles. Quebrada la coraza entró ella, y solo un hombre tiene la entereza de volver a levantar los muros para que nada pueda romperlos de nuevo ahora que están habitados por lo más sagrado de este mundo. Yo los he levantado con corazón, espíritu y palabra, ahora sí puedo caminar hacia la Luz pues se que lucho por lo más sagrado.


Lo más sagrado, en efecto, es el honor de la fidelidad, el honor de la defensa y lucha por un inquebrantable lazo de palabra y acción, del ahora y del mañana. Pues solo la palabra dada y la firmeza pueden sostener a un hombre. Y un hombre solo se puede considerar como tal si se encuentra victorioso en los ojos de su mujer.


Mi camino hacia la Luz comienza, si, pero esto ha de quedarme claro, pues de nada sirve la Luz del paladín sin el propio paladín, y de nada sirve el propio paladín si ni siquiera es un hombre.

2 comentarios:

Percontator dijo...

Ooooh! Qué bonito, épico y romántico... ¡Al mismo tiempo! *-*
¡Enhorabuena!

Wilwarin dijo...

Ay, ay! así me que he quedado *_*, como Klui!

Qué bello, qué bonito.

Qué envidia!

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